Esta carta, atribuida a la letra hebrea Mem, representa el elemento Agua. Él tal vez sería mejor decir que representa la función espiritual de el agua en la economía de iniciación; es un bautismo que es también una muerte. En el Eón de Osiris, esta carta representaba la fórmula suprema del adepto; para la figura del ahogado o ahorcado tiene un significado especial. Las piernas están cruzadas de modo que la pierna derecha forme un ángulo recto con la pierna izquierda, y los brazos se estiran en un ángulo de 60 grados para formar un triángulo equilátero; este genera el símbolo del Triángulo rematado por la Cruz, que representa el descenso de la luz a las tinieblas para redimirlas. Por esta razón hay discos verdes (verde, el color de Venus, que significa Gracia) en las terminaciones de los miembros y de la cabeza. El aire sobre la superficie del el agua también es verde, infiltrada por los rayos de la luz blanca de Kether. El conjunto figura está suspendida del Ankh, otra forma de calcular la fórmula de la Rosa y Cruz, mientras que alrededor del pie izquierdo está la Serpiente, creadora y destructor, que opera todo cambio.
Es notable que hay un aparente aumento de la oscuridad y la solidez en medida en que se manifiesta el elemento redentor; pero el color de verde es el color de Venus, de la esperanza que yace en el amor. Eso depende de la formulación de la Rosa y la Cruz, de la aniquilación del yo en los Amantes, la condición del progreso. En esta oscuridad inferior de la muerte, el serpiente de nueva vida comienza a moverse. En el Eón anterior, el de Osiris, el elemento Aire, que es la naturaleza de ese Eón, no es antipático ni al Agua ni al Fuego; el compromiso era un marca de ese período. Pero ahora, bajo un Señor Ardiente del Eón, el acuoso elemento, en la medida en que el agua está debajo del Abismo, es definitivamente hostil, a menos que la oposición sea la oposición justa implícita en el matrimonio. Pero en esta carta el único se trata de la "redención" del elemento sumergido, y por lo tanto todo está al revés. Esta idea de sacrificio es, en última instancia, un error idea. Esta carta es bella de una manera extraña, inmemorial, moribunda. Es la carta del Dios Moribundo; su importancia en el presente tarot es meramente la del Cenotafio. Dice: "Si alguna vez las cosas vuelven a ponerse así de mal, en la nueva Edad Oscura que parecen amenazar, esta es la manera de arreglar las cosas". Debe ser el objetivo principal de los sabios para librar a la humanidad de la insolencia del autosacrificio, de la calamidad de castidad; la fe debe ser muerta por la certeza, y la castidad por el éxtasis.
La importancia alquímica de esta carta es tan ajena a todas las implicaciones dogmáticas que es mejor tratarla por separada. Sus cualidades técnicas son independientes de todas las doctrinas; aquí es una cuestión estrictamente científica aspectos. El lector será prudente al leer la conexión con estos comentarios, por ejemplo en el Capítulo XII de Magia. El Atu representa el sacrificio de "un niño varón de perfecta inocencia y alta inteligencia". El significado de su actitud ya ha sido descrita, y del hecho de que es ahorcado de un Ankh, un equivalente de la Rosa Cruz; en algunas cartas tempranas la horca es un Pilón, o la rama de un Árbol, por su forma que sugiere la letra Daleth, Venus, Amar. Su fondo es una parrilla sin límites de pequeños cuadrados; estos son los elementales Tablillas que exhiben los nombres y sigilla de todas las energías de la Naturaleza. Por su Obra se engendra un Niño, como lo muestra la Serpiente que se agita en la Oscuridad del Abismo debajo de él. Sin embargo, la carta en sí misma es esencialmente un glifo de Agua; Mem es uno de los tres grandes Letras Madre, y su valor numérico es 40, el poder del Tetragrámaton completamente desarrollado por Malkuth, el símbolo del Universo bajo los Demiurgos. Además, Agua es peculiarmente la Letra Madre, pues tanto Shin como Aleph (las otras dos) representan ideas masculinas; y, en la Naturaleza, el Homo Sapiens es un marino mamífero, y nuestra existencia intrauterina se pasa en el Líquido Amniótico. La leyenda de Noé, el Arca y el Diluvio, no es más que una presentación hierática de los hechos de la vida. Es entonces al Agua que los Adeptos siempre han buscado la continuación (en un sentido u otro), la prolongación y quizás la renovación de la vida.
Es sumamente necesario que el lector dé vueltas y más vueltas a esta Rueda de simbolismo hasta que las figuras se funden imperceptiblemente la una en la otra en un danza embriagadora del éxtasis; no hasta que haya logrado eso es capaz de participar del Sacramento.
12 El Colgado | |
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Elemento | Agua |
Palabras clave | Agua, Bautismo, Renovación |