La primera y más obvia característica de esta carta es que viene al final de todas, y es por tanto el complemento de El Loco. Se atribuye a la letra Tau. Las dos cartas juntas en consecuencia deletrean la palabra Ath, que significa Esencia. La realidad es en consecuencia comprometida en la serie de la cual estas dos letras forman el comienzo y el fin. Este comienzo fue Nada; por tanto, el fin debe ser también Nada, pero la Nada en su completa expansión. La letra Tau significa la Señal de la Cruz, es decir, de extensión; y esto extensión se simboliza como cuádruple debido a la conveniencia de construyendo el símbolo giratorio del Tetragrámaton. En el caso de la número 2, el único problema es el retorno a la unidad o lo negativo. No el proceso continuo se puede simbolizar convenientemente; pero el numero 4 se presta mismo, no sólo a esta extensión rígida, los hechos duros de la naturaleza, sino también a la trascendencia del espacio y el tiempo por un cambio continuamente autocompensador. La letra Tau se atribuye a Saturno, el más externo y lento de los siete planetas sagrados; debido a estas cualidades aburridas y pesadas, el elemento tierra fue empujado sobre el símbolo. Los tres elementos originales, Fuego, Aire, Agua, bastó para el pensamiento primitivo; La Tierra y el Espíritu representan una acumulación posterior. Tampoco se encuentra en los veinticuatro senderos originales del Sepher Yetzirah. El mundo de Assiah, el mundo material, no aparece excepto como un colgante al Árbol de la Vida.
De la misma manera, a la letra Shin se le atribuye el elemento Espíritu, como ornamento adicional, un poco de la misma manera que se dice que Kether es simbolizado por el punto más alto de la Yod de Tetra grammaton. Es constantemente necesario distinguir entre los símbolos de la teoría filosófica y aquellos símbolos más elaborados basados en ellos que son necesarios en el trabajo practico. Saturno y la Tierra tienen ciertas cualidades en común: pesadez, frialdad, sequedad, inmovilidad, torpeza y similares. Sin embargo, Saturno aparece en Binah en respeto de su negrura en la escala de la Reina, que es la escala de la Observada Naturaleza; pero siempre, tan pronto como se llega al final de un proceso, vuelve automáticamente al principio. En Química, son los elementos más pesados los que no pueden en la tierra condiciones para soportar la tensión y el estrés de su estructura interna; en consecuencia, irradian partículas del carácter más tenue y la máxima actividad. En un ensayo escrito en Cefalu', Sicilia, sobre la segunda ley de Termodinámica, se sugirió que en el cero absoluto del aire termómetro, podría existir un elemento más pesado que el uranio, de tal naturaleza que era capaz de reconstituir toda la serie de elementos. Era una interpretación química de la ecuación, 0=2. Se vuelve entonces razonable argumentar por analogía que dado que el fin debe engendrar el principio, el simbolismo seguirá; por lo tanto, la negrura es también atribuido al sol, según cierta tradición largamente oculta. Uno de las sorpresas para los candidatos en los "Misterios" fue la revelación "Osiris es un negro dios".
Saturno, por lo tanto, es masculino; él es el dios antiguo, el dios de la fertilidad. El sol en el sur; pero igualmente el Gran Mar, la gran Madre; y la letra Tau sobre el Árbol de la Vida aparece como una emanación de la luna de Yesod, el fundamento del Arbol y representante del proceso reproductivo y del equilibrio entre cambio y estabilidad, o más bien su identificación. La influencia del camino desciende sobre la tierra, Malkuth, la hija. Aquí aparece de nuevo la doctrina de "poner a la hija sobre el trono de la Madre". En la carta en sí hay, por lo tanto, un glifo de la finalización de la Gran Obra en su sentido más elevado, exactamente como el Atu de el Loco simboliza está comenzando. El Loco es lo negativo que se manifiesta; el universo es esa manifestación, su propósito cumplido, lista para regresar. Los veinte cartas que se encuentran entre estos dos exhiben la Gran Obra y sus agentes en varias etapas. La imagen del Universo en este sentido es, por tanto, la de una doncella, la letra final del Tetragrámaton. En esta carta se la representa como una figura danzante. En sus manos ella manipula la fuerza espiral radiante, la activa y la pasiva, cada una de las cuales posee su polaridad dual. Su pareja de baile se muestra como Heru-Ra-Ha de Atu XIX. "El sol, Fuerza y Vista, Luz; estos son para los sirvientes de la Estrella y la Serpiente". Esta forma final de la imagen de la Fórmula Mágica del Dios combina y transforma tantos símbolos que la descripción es difícil, y sería ineficaz. El método apropiado de estudio de esta carta, de hecho de todas, pero de esta especialmente es la meditación prolongada. El Universo así plantea el tema, es la Celebración de la Gran Obra cumplida. En las esquinas de la carta aparecen los cuatro Kerubim que muestran el Universo establecido; y alrededor de ella hay una elipse compuesta de setenta y dos círculos para los quinarios del Zodíaco, el Shemhamphorasch. En el centro de la parte inferior de la carta se representa el plan esquelético de la construcción de la casa de la Materia. Muestra las noventa y dos sustancias químicas conocidas. Los elementos, ordenados según su rango en la jerarquía.
En el centro, una rueda de Luz inicia la forma del Árbol de la Vida, mostrando los diez cuerpos principales del sistema solar. Pero este Árbol no es visible excepto a los de corazón totalmente puro. 1. El primum mobile, representado por Plutón. (Compare la doctrina de las partículas alfa de radio). 2. La esfera del Zodíaco o estrellas fijas, representada por Neptuno. 3. Saturno. El abismo. Esto está representado por Herschel, el planeta de la desintegración y explosión. 4. Júpiter. 5. Marte. 6. El Sol. 7. Venus. 8. Mercurio. 9. La Luna. 10. La Tierra. (Los Cuatro Elementos). Todos estos símbolos nadan y bailan en un ambiente complejo pero continuo de bucles y verticilos. El color general de la carta tradicional es subfusc; él representa la confusión y la oscuridad del mundo material. Pero el Nuevo Eón ha traído plenitud de Luz; en el Minutum Mundum, la Tierra ya no es negra, o de colores mezclados, pero es verde puro y brillante. De manera similar, el índigo de Saturno es derivado del terciopelo azul del cielo de medianoche, y la doncella de la danza representa la salida de esto, pero a través de esto, al Eterno. Esta carta es hoy tan brillante y resplandeciente como cualquiera en el baraja.
21 El Universo | |
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Astro | Saturno |
Palabras clave | Completitud, Esencia, Espíritu |